Las formas verbales no conjugadas (cantar, cantando, cantado) pueden comportarse como verbos o como nombres. Los infinitivos son los que terminan en /-ar, -er, -ir/: amar, temer, partir.
Podemos distinguir si está funcionando como nombre o como verbo por el régimen que le impone al grupo que integran: si reciben complementos del nombre (presentadores o determinantes y adjetivos) estará comportándose como un nombre; en caso contrario recibirá complementos propios de verbo (sujeto, objetos, circunstanciales). Veamos algunos ejemplos.
En el poema bíblico ‘El cantar de los cantares’ el infinitivo /cantar/ aparece dos veces: en singular y en plural con la terminación /-es/ que es un plural nominal. Pero además de eso está presentado por un artículo definido (el) que señala que lo que viene después es o funciona como un nombre, sin embargo, en /el cantar la canción/ aunque está presentado por el artículo funciona como verbo al admitir un objeto directo (la canción). Pero en el título, el núcleo /cantar/ se complementa con la frase adjetiva /de los cantares/. Otro ejemplo podría ser /El cantar altisonante/ en que el adjetivo /altisonante/ complementa al sustantivo verbal /cantar/.
A este mismo infinitivo podemos hacerlo funcionar como verbo colocándole complementos objetos y circunstanciales: /Cantar una canción a María en el parque/, en donde /una canción/ es objeto directo, /a María/ es objeto indirecto y /en el parque/ es un circunstancial de lugar.
Recordemos porque es importante: hay tres regímenes sintácticos: el nominal (±presentador o determinante+nombre±complement
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